Capítulo 47. ECHO DE MENOS

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ECHO DE MENOS

¿Dónde están aquellos días, en que la gente era pura y limpia? ¿Dónde están esos días en que no hacían falta tantas palabras para decir un “te quiero”, para pedir “un perdón” o, simplemente, para ser sincero?

En verdad pienso, que esta sociedad en la que vivimos ha perdido totalmente el rumbo. Nos perdemos en medio de la burocracia, las creencias ciegas o la búsqueda del poderoso caballero. Idealizamos una vida que nos han vendido y nos aferramos a ella, creyendo alcanzar nuestro destino. Intentamos llenar nuestros vacíos con ilusiones creadas a partir de falsos ideales. Creemos, firmemente además, que nuestras elecciones marcan la diferencia y nos convertimos en fieles borregos de nuestras propias ideas, apartando de nuestro camino cualquier tipo de pensamiento que nos hable del cambio verdadero. ¿Qué cuál es entonces el cambio verdadero? Ni idea. Nos han atrofiado tanto el cerebro y lo que es peor, el corazón, que aunque algunos intentamos levantar la cabeza y dejar de perseguir la zanahoria que nos ponen delante, no hayamos otra opción que la de simplemente seguir caminando. Nos engañamos pensando que al menos lo haremos lo mejor que sepamos o podamos y seguimos caminando tras el dulce manjar puesto ante nuestros ojos.

Pero creo que a veces es bueno dejar de caminar y pararse a pensar y analizar lo que nos rodea, donde nos metemos o hacia donde nos dirigimos. Y entonces y sólo entonces, intentar buscar nuestro verdadero camino o simplemente, crearlo.

Hemos olvidado nuestra esencia, nuestro ser. Hemos olvidado que en esas pequeñas cosas, en esos pequeños detalles que a veces nos regala la vida, es donde está la pura verdad. En esos pocos momentos de lucidez, de felicidad. En esas frases cortas que llenan. En esas miradas cómplices que duran segundos. En esos arrebatos en los que nos ofrecemos incondicionalmente a alguien o a algo. En ese instinto perdido, que nos han obligado a olvidar, en pro de un mejor nivel de vida.

En lo sencillo está lo puro.

Recordad que os quiero y no os olvido. Os lo digo con el corazón abierto y echando verdaderamente de menos vuestro aliento.

Mi perlita: en este caso, en vez de una poesía, os regalo simplemente una reflexión con palabras bonitas.

Echo de menos una tierra, una patria, un amigo. Echo de menos un suspiro. Echo de menos las risas en un bar y los llantos compartidos. Echo de menos a la gente de verdad. La pura esencia humana. La humildad.

Me encuentro castigado, como un niño en una esquina del aula, cara a la pared, sin saber cuál es tan grave falta. Echo de menos la inocencia, el corazón, la verdadera cara del ser.

Quizá vi de pequeño demasiadas películas de Alfredo Landa. Dónde todo era correcto, donde todo brotaba desde el corazón. Quizá me he convertido en un romántico muerto. Quizá echo de menos algo que nunca he tenido. Pero la verdad es que no encuentro en nadie, el verdadero camino.

Añoro una deidad, que no mande castigos, que comprenda al afligido. Que no ordene ni mande, ni cree leyes sin sentido. Echo de menos una mano que guíe sin querer apropiarse del camino.

Acerca de Sergio

Toda una nueva etapa. Toda una nueva vida por delante. Tu corazón es libre, ten el valor de hacerle caso.
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Una respuesta a Capítulo 47. ECHO DE MENOS

  1. puri dijo:

    Hola Sergio…no sé por qué me ha dado la sensación de que estás triste??
    Espero de corazón que estés bien y que no te bajes…..eres un luchador y lo que has hecho
    es tan incréble que hay que tener mucho valor para dejar todo y seguir ahi.

    No olvides que siempre tienes un lugar donde volver,,,
    Cuidate mucho

    Un beso

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